viernes, 1 de abril de 2011

De la Eutanasia



Hace pocos años, una madre británica  inyectó una dosis letal de heroína a su hijo, sufría este una lesión cerebral irreversible. Casos como el anterior nos llaman a preguntarnos: Cuánto más favorable para la vida del doliente resulta ser la muerte? En el transcurso de la historia hemos vislumbrado la panorámica  –ya común–  que presenta la disyuntiva moral/ético/religiosa arropada entre el tema de la eutanasia y su aceptación social. En un mundo regido por las normativas cristianas  –mayormente–  muy pocos se han querido acoplar ante las posturas que defienden su credo. Quién tendrá aquí la razón?
     

Los dogmas cristianos como mosca a rana hambrienta, seduce a sus feligreses y condiciona posturas que podría éste tomar si obedeciera la lógica. Propone un absurdo, aceptando la distanasia  -etimológicamente lo contrario de la eutanasia-  lo cual significa retrasar el advenimiento de la muerte todo lo posible, y sin una mínima esperanza de curación; agregando unicamenta mas pesar a lo sque ya padece. La permanencia en esta desgarrante realidad para el convaleciente al igual que en sus parientes deriva por consecuencia el proliferar las quejas e inferir sobre dónde yace el bienestar factible. Al presentarse las entidades con la fuerte amenaza que representa la “verdad” que norma, no queda más que recurrir inmediatamente a los escritos bíblicos pero… aquí no figura de manera explícita relevancia alguna en torno al tema, todo lo contrario pareciera incluso que apoya la causa. Eclesiástico 30,17 "Preferible es la muerte a una vida amarga, y el eterno reposo de los que mueren, a una dolencia continua." Filipenses 3:20-21, "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas".

Define la organización mundial de la salud los cuidados palitivos como el “modo de abordar la enfermedad avanzada e incurable que pretende mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que afrontan una enfermedad como de sus familias, mediante la prevención y el alivio del sufrimiento a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tratamiento del dolor y de otros problemas tanto físicos como psicosociales y espirituales”. Tal decía Cervantes “El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos.” Cuanto rechazo hacia la vida conllevara el presenciarnos en una constante batalla por lo irremediable. Viene siendo entonces el fin menester del cuidado palitivo conciliar la tranquilidad del victimario –que si bien es cierto es víctima de su enfermedad también lo es que quienes le rodean caben en la misma categoría–. Redimir al doliente es tanto altruista como justo. Para este punto el denominar falta moral u ética tal acto promovería a citar el significante de los anteriores conceptos.


A pesar de que el Juramento Hipocrático declara:  "No administraré a nadie un fármaco mortal, aunque me lo pida, ni tomaré la iniciativa de una sugerencia de este tipo". La atenuante realidad incita sin dudas a objetar de raíz esta premisa resultando la misma una banalidad al compararse con los estremecedores males que atacan al enfermo. Pero la razón que mueve el acto de eutanasia no es otra que hacer valer la libertad misma del individuo. Todo ser humano, en uso de su buen juicio   –o a carencia del mismo, en uso del juicio de sus familiares/responsables–   desea y tiene como meta primordial desarrollarse digna y eficientemente. Y como ya se ha declarado según notables expertos en lo anterior esto para el enfermo es un ideal utópico. Notamos pues que, no solo el cumplir con la ética de su profesión –aunque conviene señalar que el faltar a la misma no supone un acto válido ni en todas las profesiones menos aun en todos los casos–   sino que en paciences de este nivel hay que guiarse por un sentido humanista.


El ver como genera entonces  la eutanasia tanto controversias y desordenes en todas las áreas del saber como disputa entre los poderes estatales, notamos      –si era ignorado antes–  cuanto necesita el hombre de aferrarse o querer aferrarse a la materia…ciertamente a la materia puesto que al desencadenar la muerte en el convaleciente únicamente despojamos su cuerpo puesto su espíritu y ser ya ha desvanecido con el paso del tiempo –consecuencia primera de toda enfermedad, absorber el SER de todo ente del cual se adueñe–  El aceptar las distanasia cabe a este punto como un culto   –por llamarlo así– a todo lo que propone ignorar de manera tangible Dios en su palabra    -si se le quiere tomar por el aspecto cristiano– conviene aceptar lo anterior dado que si se acepta lo contrario –de igual forma– se estaría asumiendo o interpretando meramente los escritos bíblicos; el hombre entonces quiere enajenar de fuente inaccesible para el, poder, juicio y valor entorno a conductas que NO posee autoridad para valorar menos enjuiciar. Por el lado profesional vemos como se incumple una normativa SI, pero se hace honor a la vocación y/o motivo promovedor de tales labores. Entre tanto mantiene perplejo el enfermo mientras quienes le rodean  se tornan o insensibles o inservibles al convertirse  en prófugos de su propia conciencia que les dice “aquel que al mirar pierdes la vista busca liberar su alma de la carne y solo tu puedes velar por que esto se cumpla y no sufra por más tiempo”  Dejar de escapar de la verdad que se insiste en ignorar derriba esclavitudes en escalas que sin temor  a dudas No permite su grandeza que pueda ser calculada.